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Isach: "La etapa del colegio fue el peor momento de mi vida"

  • lopezcasadoadriana
  • 9 may 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 28 may 2021

Mirella Isach, usuaria del Centro Ocupacional Afanias Castellón, relata su experiencia personal sobre cómo ha evolucionado positivamente su vida

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Mirella Isach, usuaria del Centro Ocupacional Afanias Castellón. Adriana López.

Adriana López. Castellón


Cuando Mirella era pequeña acudía a un colegio ordinario en Barcelona. Su familia aún no sabía que era una persona con diversidad funcional mental hasta que se hizo las pruebas. "Los compañeros se metían conmigo y me insultaban diciéndome "no sirves para nada" o como nací con el labio leporino también me imitaban", relata Mirella Isach, usuaria del Centro Ocupacional de Afanias Castellón. Además añade que era toda la clase en contra suya, aunque tenía una amiga que la apoyaba.


"La etapa del colegio no salía a la calle, fueron los peores momentos de mi vida", asegura la usuaria. Mirella no tenía ganas de ir al colegio porque tenía baja autoestima y creía que lo que le decían sus compañeros de clase era verdad. Ella le contaba a sus padres lo que ocurría en el centro educativo, por lo que ellos la entendían cuando algunos días prefería quedarse en casa.

"Cuando entré en el centro especializado, me empecé a sentir integrada y comprendida"

Todo eso dejó de suceder cuando sus padres le propusieron ir a un centro especializado para personas con discapacidad intelectual. Al principio Mirella tenía miedo de ir porque pensaba que iba a volver a repetirse la misma historia, pero al ingresar en el centro se dio cuenta de que era totalmente lo contrario. "En ese momento, me empecé a sentir integrada y comprendida", cuenta emocionada la usuaria.


Allí empezó a realizar un curso de formación laboral. En este, seleccionaban 3 personas de las 25 que componían el grupo para realizar una entrevista personal, de la cual solo escogían a una para acceder a un puesto de trabajo subvencionado por la Generalitat de Barcelona. Mirella fue la elegida y le hicieron un contrato temporal. Ella explica: "Me sentí muy feliz y me di cuenta que, si me habían escogido entre toda la clase, era que sí que valía para algo". Además, la empresa quedó tan satisfecha con ella durante esa temporada que le renovaron el contrato tres meses más, esta vez a cargo de la entidad.


Posteriormente, Mirella estuvo trabajando en varios sitios como mensajera y telefonista. "En el último puesto de trabajo estuve dos años y me hicieron fija, pero por motivos familiares tuve que mudarme a Burriana", comenta Isach.


Hace 13 años que forma parte del Centro Ocupacional y de la Vivienda Tutelada de Afanias Castellón. La usuaria afirma: "Cuando llegué de Barcelona era una persona un poco rebelde por todo lo que había pasado, hacía lo que me apetecía y contestaba mal". Ella hace hincapié en que los monitores y profesionales le han ayudado a encontrar la relajación en sí misma.


Actualmente con 50 años la usuaria trabaja de recepcionista por las tardes en el centro, donde ya dispone de un contrato indefinido. Por las mañanas también trabaja en el taller de habilidades laborales del centro, y en sus escasos ratos libres y de desconexión lee, ve el fútbol y publica contenido en redes sociales sobre música que le gusta.


A causa de la pandemia del coronavirus, los usuarios solo pueden visitar a sus familias una vez por semana. Ella asegura que le gustaría que acabara la pandemia para poder regresar a su casa todo el fin de semana y estar con su familia más tiempo.

"Mi familia ha estado apoyándome siempre y si ahora tengo una educación y estoy trabajando es en gran parte gracias a ellos"

"Mi familia ha estado apoyándome siempre y si ahora tengo una educación y estoy trabajando es en gran parte gracias a ellos", garantiza Isach. Ella se siente integrada y querida por sus compañeros y compañeras del centro, y su entorno asistencial y familiar.


Mirella está contenta con su vida actual, aunque considera que la sociedad todavía necesita avanzar en cuanto a la integración del colectivo de las personas con discapacidad intelectual. Ella afirma: "Nos hacen falta libros de lectura fácil y más puestos de trabajo adaptados a nuestras capacidades".



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